La protonterapia, terapia
de protones o terapia con protones es un tipo de radioterapia externa (RTE) que usa un haz de
protones para irradiar el tejido afectado por un tumor. La principal ventaja de
la terapia protónica, comparada con otras formas de radioterapia externa, es la
posibilidad de localizar dosis más altas en el tumor al tiempo que se mantienen
bajas las dosis de las estructuras críticas adyacentes o bien de mantener la
dosis en el tumor mientras se reducen las dosis totales de las estructuras
críticas. Existen dos tipos de tratamiento con terapia protónica. El primero es
empleado en sitios patológicos que favorecen la disipación de altas dosis de
radiación, por ejemplo dosis escaladas. En algunos casos la dosis escalada ha
logrado una probabilidad de “cura” (control local) más alta que la radioterapia
convencional. Estos casos incluyen entre otros el melanoma uveal, tumores para
espinales, cerebrales y otros sarcomas, en los cuales la terapia con protones
ha logrado avances significativos en la probabilidad de control local,
superando a la radioterapia convencional.
Un ciclotrón o un sincrotón aceleran un haz de protones
emitido por una fuente apropiada que es dirigido por medio de potentes imanes
hacia el tumor. Una serie de elementos previos ajustan la energía del haz, lo
dispersan lateralmente (el diámetro del haz es sólo de 1 cm y se necesitan
normalmente anchuras mayores) y el haz dispersado se ajusta a la forma que
mejor convenga al tumor a tratar por medio de un colimador, Estas partículas
cargadas atacan el ADN celular, y pueden generar muerte celular o interferir en
el proceso de división celular. Las células cancerígenas son mas vulnerables al
ataque contra su ADN porque tienen un alto nivel de división y bajo nivel de reparación
de ADN dañado.
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